Apocalipsis

Llueve ceniza. El cielo está cubierto por una gran nube de humo que convierte la luz en algo ominoso y macabro. El sol sangra calor y el aire quema. Intentas respirar y el humo invade tus pulmones. El ambiente es pesado y sucio, el humo lo cubre todo. Así debe de ser el infierno, al menos en su versión más clásica. Pero por desgracia no se trata de ninguna ficción, de ninguna imagen oscura para asustar a los niños: está ocurriendo. El fuego se inició el viernes y desde entonces no ha parado de llover ceniza. No estamos tan cerca, pero los efectos se están notando terriblemente aquí. Es muy desagradable. Creo que han cortado la autopista. Ya han muerto dos personas. El incendio lleva tres días devorándolo todo, y por supuesto todos sabemos que ha sido provocado. Mañana, cuando vaya al trabajo, pasaré por allí cerca. Probablemente pueda ver por mí mismo alguna superficie negra y gris que haya sido arrasada, quizá incluso pueda ver algún pequeño foco todavía activo. Los que lo provocaron quizá estarán cerca, fingiendo indignación. Lo más seguro es que nunca pueda probarse nada.
Esto ocurre todos los años. La única diferencia, para mí, es que esta vez me ha tocado más cerca.
Esto ocurre todos los años. La única diferencia, para mí, es que esta vez me ha tocado más cerca.
Comentarios
Si hay algún psicólogo por ahí, que sea tan amable por favor y me aclare cuántos, a ojo de buen cubero, puede haber en promedio por millón de habitantes. Yo personalmente no creo que pasen de un puñado, 3 o 4.
La hijoputez, ésa sí que es una enfermedad jodida de erradicar.
Rober
Aqui en pontevedra la situacion es la misma que describes. >.<