Football Manager: La Serie Infinita

 

Recuerdo la primera vez que jugué a Football Manager, aunque en aquel entonces todavía llevaba su antiguo nombre, Championship Manager. Era el verano de 1997 y estaba probando los juegos que traía un CDMIX, que es algo que existía en aquel mundo lejano antes de Steam y Google y, qué narices, casi antes de internet. Siempre me habían gustado los juegos de gestión y yo era muy aficionado por entonces al PCFútbol, así que me dio por probar ese tal Championship Manager, para ver qué tal. Era una versión de la liga italiana, ya que al contrario que ahora, en aquella época el juego no podía contener todo el mundo del fútbol y cada versión permitía jugar en un solo país.

El juego me fascinó tremendamente, sobre todo por lo sofisticado de su sistema de fichajes. Yo estaba acostumbrado al PCFútbol, donde para fichar a un jugador, hacías clic, soltabas el dinero y el tipo aparecía en tu plantilla. En CM, no solo había que llegar a un acuerdo con el club, que ya podía ser bastante peliagudo, sino que además había que negociar el contrato con el jugador. Además, los equipos que controlaba el ordenador se movían también en el mercado y se reforzaban como si alguien realmente estuviera manejándolos, que es algo que siempre eché en falta en el PCF. Por último, el que no pudieras jugar los partidos sino que simplemente dieras órdenes tácticas hacía mucho más interesante el desarrollo, ya que no podías sencillamente manejar a los jugadores y ganar el partido por goleada cada vez que te apetecía, que era lo que ocurría básicamente en PCF. Lo malo es que el juego estaba completamente en inglés y por entonces yo tenía un nivel muy pobre, así que no entendía muy bien todo lo que veía. Las fichas de los jugadores tenían tantas características que desistí por completo de saber qué hacía cada una y me fiaba de los números más altos. Además, no había una media que te diera la referencia de quién era mejor que quién, así que acabé tomando mis decisiones en base al Average Rating, una puntuación que el juego genera según las actuaciones en los partidos. Estoy seguro de que cometí un sinfín de desatinos, pero el juego me absorbió completamente durante varias semanas. Mientras la sociedad española se movilizaba ante el trágico final de Miguel Ángel Blanco, yo estaba concentrado en que el Milan consiguiese el Scudetto.

Aún así, la aridez del juego y sus grandes bloques de texto en inglés me hicieron volver al PCFútbol en cuanto se lanzó la siguiente versión. Tengo todas las versiones desde la 5.0 hasta que Dinamic desapareció y, aunque me decepcionaba la escasa evolución de cada una, me seguía divirtiendo. Pero nunca me olvidé de Championship Manager y, cuando la quiebra de Dinamic nos dejó huérfanos de PCF, inmediatamente decidí ir a buscar la nueva versión de aquel extraño juego de texto de la liga italiana. Además, a estas alturas, ya empezando el siglo XXI, estaba incluso en castellano, por lo que todo resultaría más fácil.

A día de hoy sigo pensando que aquel Championship Manager 01/02 es uno de los mejores juegos jamás hechos. Enseguida me di cuenta de que todas las horas invertidas en el PCF habían sido una pérdida de tiempo. Fue como pasar de la noche al día. Unos tipos ingleses habían hecho un juego donde el Athletic de Bilbao solamente podía tener jugadores vascos. Recordar el PCFútbol daba vergüenza ajena. El juego me poseyó por completo; el número de horas que le pude haber dedicado es absurdo, inabarcable. Muchos piensan lo mismo; de hecho el juego está disponible para descarga de manera gratuita y aún hoy tiene una fiel comunidad de seguidores que se dedica a actualizar la base de datos para continuar jugando al CM01/02 en el mundo de 2022.

Yo no llego a tanto como para seguir con la versión de 2001, pero sí que juego religiosamente a cada nueva versión. Las tengo todas desde CM4, y estaba ahí ya cuando rompieron con Eidos, la distribuidora del momento, y empezaron a llamarse Football Manager. Me registré en Steam casi exclusivamente para jugar a Football Manager 2009, el primero en requerirlo. Desde entonces, he jugado a todos y cada uno, a veces mucho, a veces poco, pero en general la serie ha sido siempre una constante en mi rotación videojueguil. A estas alturas, he asumido que será así toda mi vida. A veces juegas un montón, a veces acabas por aburrirte y te dedicas a otra cosa. Pero un día te da el gusanillo, empiezas otra partida y vuelves a engancharte durante cientos de horas como la primera vez. Football Manager siempre vuelve.

Nunca lamenté comprar una nueva versión. Es verdad que casi siempre hay pocas diferencias entre una y otra, como suele ocurrir con los juegos con entrega anual, pero FM tiene el mérito singular de construir siempre sobre lo bueno de la anterior. FM no tiene versiones malas. Las hay que traen novedades llamativas, y las hay que aportan un pulido a las mecánicas que las hace mejores. Cada FM que sale es la mejor versión que puedes jugar. Es una locura.

Y, sin embargo, el juego tiene defectos. Muchos. Y recurrentes. A veces es desesperante, y escuchando a los fans del juego hablar de él, uno podría pensar que es una basura. Los gráficos son muy malos, los ajustes de balón parado son horribles, los consejos de tus asesores son ridículos, las ruedas de prensa aburridas, las charlas al equipo un absoluto coñazo, la simulación de redes sociales asquerosamente estúpida, las conversaciones con los jugadores son frustrantes y no aportan nada. He perdido la cuenta de todas los rediseños del sistema de entrenamiento y ahora ni me molesto en ver cómo funcionan: nunca encontraron ninguno que fuese interesante o divertido. Podría escribir páginas y páginas sobre todas las cosas que funcionan mal en el juego, todas las decisiones de diseño cuestionables, todos los desatinos que provoca la búsqueda de un mal entendido realismo, que nos condena a sufrir las pausas del VAR cuando el juego sencillamente podría tener árbitros infalibles. Cuanto más lo pienso, más problemas se me ocurren, el juego está plagado de defectos.

Pero al final, nada de esto importa. Lo que importa es la capacidad que el juego tiene de generar historias apasionantes, únicas. Posiblemente junto a Crusader Kings, esta es la serie que mejor consigue convencer al jugador de vivir en un mundo alternativo, vivo y coherente, una suspensión de incredulidad a la que la mayoría de los rpg ni siquiera se acerca.

Seguramente no haya mejor testimonio de su excelencia que el hecho de que lleva dominando el género desde su lanzamiento el siglo pasado, pese a los intentos de los rivales por desbancarlo… rivales que han desistido hace años. Sinceramente, me resulta tan difícil de imaginar un futuro sin Football Manager como un futuro sin fútbol. Uno es el deporte rey; el otro es la serie infinita.

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