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Mostrando entradas de diciembre, 2007

Felices o no, aquí estamos (y aquí seguiremos)

Decía Samuel hace poco, en el post con ese título tan cargado de significado para mí, cómo la luna llamaba la atención el otro día. También yo lo noté entonces, aunque no dije nada en el momento en que me sorprendió, colgando del cielo muy abajo, como un adorno navideño en un árbol imposible. Hubiera jurado que brillaba con su propia luz, pero sé que las noches ya no serán nunca iguales para mí, y que el resplandor que veía estaba grabado en mis ojos y no nacía en el cielo. Sin embargo la luz era fuerte y la noche clara, y cuando la vi reflejarse en la chica que estaba a mi lado, volví a preguntarme por un momento si realmente ese brillo estaba ahí y no en las cicatrices invisibles que llevo. Pero no dije nada. Supongo que ahora toca una disculpa por mi prolongado silencio, un propósito de enmienda en mi costumbre de no decir nada, pero he hablado ya mucho y seguiré haciéndolo cuando me parezca, sin cumplir ningún horario y sin que me obligue una luna de invierno. Supongo que ahor