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Mostrando entradas de mayo, 2005

Y punto

Antes de que esto se convierta en un foro de discusión friki sobre los (abundantes) defectos y (discutibles) virtudes de las pelis de Star Wars, voy a hacer un intento de maniobra de distracción con la excusa de que hace bastante tiempo que no escribo nada aquí. Y es que yo tampoco me cuento entre los fans de las trilogías (o sixlogías o lo que sean), pese a que mi memoria sigue repitiéndome que el episodio IV molaba un montón. Igual lo reviso un día de estos. Pero bueno, olvidemos del todo el tema de las galaxias. Es de noche y acabo de cenar tras llegar de pasar una agradable tarde en la playa con los amigos... algunos de los cuales son lectores habituales, asi que un saludo... y ha estado muy bien, aunque aún no puedo bañarme. Por fortuna, parece que el agua estaba helada asi que no me he perdido gran cosa. El día 13 (lunes, gracias a Dios) tengo cita con el oculista, que (espero) me dirá que ya tengo los ojos perfectamente y podré dejar de tener cuidado que no se me meta nada en e

Zarandajas de las galaxias

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Pues sí­, esta mañana he ido a ver el famoso Episodio III. Ya sé que gastar una de las 4 o 5 veces que voy al cine al año en ver una peli de Star Wars es un gran desperdicio, pero seamos francos: el 90% de las pelis que hay en el cine son una porquería de todos modos. Por lo menos, ver una que resulte más bonita en pantalla grande. Y además, no me ha disgustado. Quiero decir, yo me esperaba una basura en plan episodio II (el episodio I es demasiado malo incluso comparándolo con otras pelis muy malas), pero resulta que no me he aburrido y no he visto ninguna cosa estúpida o que me revolviera las tripas del asco. Sólo por eso, yo ya me doy por satisfecho. No es un gran mérito, claro, porque ya estaba todo listo. Si uno ha visto la trilogí­a original y sabe de qué va el tema en las otras dos, ya sabe todo lo que pasa en el episodio 3. Todo. No hay giro argumental, ni sorpresa, ni (desde luego) brillantes interpretaciones, sólo guiños a los fans y un transcurso apacible de los acontecimien

Testimonio de un ex-miope

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Pues sí, esta simpática foto sirve para ilustrar lo que es la operación en sí. Supongo que se corresponde con el momento en que a uno le cortan una capa de la parte superficial del ojo (el cristalino, creo que era) y la apartan para darle a lo que hay por debajo con el láser. Pero no adelantemos acontecimientos: antes de eso pasan un montón de cosas divertidas. O no. Lo primero que pasa, nada más llegar a la clínica, es que tienes que esperar. Tienes que esperar mucho. Es fastidioso, pero es fácil. A lo largo de unas dos horas de espera, a uno le hacen fotos y pruebas. Algunas son las típicas de mirar por una máquina mientras unas luces se encenden y se apagan; las conoceréis fijo si habéis ido al oculista alguna vez. Yo no sé qué pueden sacar en limpio de eso, la verdad. Igual lo hacen sólo pa que uno no tenga la sensación de que ha tirado el dinero; así puedes imaginar que has estado pagando por disfrutar de modernos artefactos de tecnología punta. Probablemente les sirva igual con

Poco a poco...

Poco a poco, ya voy volviendo a leer. La operación parece haber ido perfectamente. Veo genial, pero la vista todavía se me cansa mucho. Y todavía tengo que tener una serie de incómodas precauciones... pero veo tremendamente bien y todo es mucho menos molesto de lo que esperaba. En cuanto pueda, empezaré a desperdiciar mi nueva y magnífica visión perdiendo el tiempo por internet y actualizando esto con una maravillosa historia sobre lo que uno siente cuando le rajan el ojo y se lo queman con un láser hasta que se evapora. Próximamente aquí, en Por Encima del Bien y del Mal. Saludos.

Suyo es el reino, el kalashnikov y la gloria

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Seguro que muchos habréis recibido el correo de nuestro querido Gaspar con esta foto y alguna que otra más. A mí me ha dejado flipado, la verdad. Jamás hubiera pensado que a alguien le daría el punto de comercializar un muñeco de acción de Dios. La sola idea es, como mínimo, chocante. Probablemente incluso sea blasfema. Tan blasfema como la "Jesus Christ Superstore" donde se vende (o eso dedzco de la etiqueta y el logo). Lo primero que me llama la atención del muñeco es ese tremendo AK-47 que lleva. Hace que uno se pregunte varias cosas. Lo más evidente es: ¿Qué hace Dios con un kalashnikov? ¿Para qué lo necesita? ¿Acaso es una estratagema de la Asociación del Rifle para justificar el uso de armas? Y, ¿por qué un AK-47? Prácticamente, le dan al kalashnikov atributos divinos. Parece que es el arma de asalto más popular del mundo. Yo creía que era porque tiene la mejor relación calidad-precio del mercado, pero resulta que es una cuestión de perfección mística; el señor Kalashn

Pasando el rato

Todavía no me he convertido en un Alberto cualquiera, asi que no penséis que ya he perdido el interés en esto. Inexplicablemente, en los últimos días no he tenido oportunidad de escribir nada aquí con tranquilidad (en una ocasión estaba en ello pero tuve que dejarlo por circunstancias ajenas a mi voluntad). "Entonces genial", pensaréis, "porque si no ha tenido tiempo es que ha tenido ocupaciones absorventes y apasionantes". Pues no. Supongo que los escépticos ya se habrán dado cuenta de que hablaba en serio cuando dije que no debíais esperar ver nada interesante aquí. Ahora estoy haciendo un trabajo para la clase de Marketing Bancario. Espero que no me lleve mucho tiempo (ni esfuerzo!). Querría terminarlo antes de tostarme los ojos, aunque parece ser que hacerlo no me impedirá seguir normalmente con mis movidas. Aclaro, para los que no lo sepan ya, que este jueves voy a someterme a la famosa operación para corregir la miopía a base de láser. Dicen que es una operac

Lo que faltaba

Después de pasarme mi buena media hora escribiendo una anotación aquí, resulta que por algún motivo se ha extraviado en el cielo digital de los mensajes perdidos. Siempre suelo hacer una copia de los mensajes largos por si acaso pasa algo como esto, pero, mira qué causalidad, justamente en esta ocasión cuadró que no. ¿Es que ya no puede uno siquiera usar su propio blog para quejarse tranquilo de las cosas? ¿Tiene que fallar todo en el momento más inoportuno? No hay derecho. Pues me tendréis que perdonar, pero es que paso de reescribirlo todo. Ahora no me apetece volver a contarlo. Y aunque el mero hecho de escribir toda la movida ha servido para desahogarme y quedarme a gusto, resulta frustrante que eso que he hecho se haya perdido para siempre, que nadie pueda nunca leerlo y solidarizarse conmigo (o no). Lo que te dan por un lado te lo quitan por otro. Es la vida.