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Mostrando entradas de septiembre, 2006

Deformación Profesional

La memoria de la gente es corta, pero su rencor puede durar mucho tiempo. Así funciona el corazón humano. No es de extrañar entonces que rencillas absurdas perduren en el tiempo a través de las generaciones, sobreviviendo a aquellos que las originaron para atar y dirigir las vidas de sus descendientes por un camino de odio y rencor cuyas causas acaban siendo olvidadas. Pero el rencor permanece, amigos. Es lo maravilloso de los sentimientos. El amor nunca muere, el amor es eterno, sí, vale, puede ser, pero no es el único. ¿Por qué iba a serlo? De hecho, el amor, la confianza, la alegría, todas esas cosas tan bonitas, pueden venirse abajo y romperse con relativa facilidad. Pero el rencor, el odio, el miedo o la inseguridad son mucho más persistentes e intensos. Y por tanto, más abundantes. Estos sentimientos “negativos” son como malas hierbas, plantas que pueden crecer y desarrollarse en cualquier medio, sin ninguna necesidad específica de ninguna clase. Basta con cualquier campo regado

Gorge... Ouch!

Parece que ha cambiado el tiempo. Esta mañana el aire era brumoso rocío y no brillante luz; el barco parecía perdido en la nada durante el trayecto a través de la ría. Antes de las ocho todavía el sol yace en oriente y su mirada no ilumina las nuestras. La brisa trae frías caricias y ya no más cálidos besos. Pronto empezarán los árboles a desnudarse voluptuosos, alfombrando las calles con los restos crujientes de sus vestiduras. Se acerca el invierno. Y el mejor aviso no es ningún cuervo blanco, ni tiene que ver con “poéticas” frases de vacío contenido: en algún lugar me pilló el frío y hoy tengo un dolor de garganta nada gracioso. Casi lo sería, si no fuera mío. Hace pocos días comentaba, no recuerdo con quién, que yo era relativamente resistente a esos pequeños contratiempos de salud tipo resfriado o gripe y que no temía por ello. La hipocondría no es, desde luego, uno de mis males. En ese mismo momento también añadí, curándome en salud, que era suficiente que dijera eso para que ens

El infierno son los demás

A veces la gente hace cosas incomprensibles. Normalmente no se me da mal ponerme en el lugar de otros para entender los motivos de su conducta. Muchas veces me importa un comino, pero eso no significa que no lo haga y tome nota. Creo que ese es el motivo de que casi nunca me enfade con nadie o me sienta ofendido por algo. Suele haber explicaciones para todo. Pero a veces te encuentras con cosas absurdas (o te las cuentan de primera mano, lo cual es casi lo mismo cuando tu fuente es fiable). Alguien que cuenta mentiras que no llevan a nadie a ningún sitio, o alguien que decide que una vez que se ha echado novio ya no quiere volver a ver a sus amigas de toda la vida. No tiene sentido, son actos en contra de la lógica y en contra del propio individuo que los comete. La chica que decía está cortando la relación con sus amigas sin ningún motivo en absoluto, y lo está haciendo consciente y premeditadamente, en una especie de suicidio social. No puedo imaginar ningún porqué que no incluya alg