Decíamos Ayer...

Lo que acabáis de leer es una sencilla historia cotidiana, concebida a toda prisa para ilustrar una estupenda ilustración de Miguel Porto. Valga la redundancia, claro. ¿Veis? Ahora yo también puedo decir que soy ilustrador. Sólo que uso palabras en lugar de pinceles. O lo que sea que use ese tío para dibujar.

Fue algo bastante contrarreloj. Vi un boceto de la ilustración y luego estuve una semana esperando que se me ocurriera algo que le fuera bien. Decidí que no me ceñiría estrictamente a lo que pasaba en el dibujo y que intentaría captar algo del espíritu. Pero seguía sin tener ninguna idea concreta. Finalmente llegó: una noche me desperté tosiendo, pensando en lo mal que me sentaba y en si estaría incubando alguna enfermedad. Medio dormido como estaba, lo relacioné con lo que tenía que escribir, y al día siguiente me puse a ello. Se lee en una patada, pero me costó una hora de teclear. Escribo lentamente.

Fue divertido escribir con un propósito y un fin concretos, más allá de mi propio entretenimiento o de lo que suelo hacer en este blog. Por fortuna, en este blog hago lo que me da la gana, así que voy a intentar recuperar ese puntillo de diversión de cuando escribes ficción pura. Algo distinto para variar que iré intercalando con las cosas de siempre. Tenía pensado escribir unos cuantos mensajes para poder ir relacionándolos entre sí y presentarlos a un ritmo adecuado (cosa que sería una novedad, como mínimo), pero he descubierto que me interesa más la emoción del directo, si es que eso es posible de alguna manera en este medio. Es como tirarse de cabeza a la piscina. Así que nada, ya iré improvisando algo. Al cuerno con todo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
oh... ¿y qué diremos mañana? XD

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