40º (por lo menos)

Ya estamos oficialmente en la semana del calor infernal. Ayer fue duro, pero lo de hoy sólo puede calificarse como de tortura obscena. Vale, vale, los que están en Madrid lo estarán pasando peor. Pues qué queréis que os diga, chavales. Allí al menos no tendréis esta humedad pegajosa cual esponja de aire asfixiante. Claro que tampoco tendréis chiringuito al lado de la playa… Sí, quizá en Madrid estén peor…

El calor horrible marcó todo este día, fue lo peor de todo. En la oficina tenemos aire acondicionado, y os aseguro que por la tarde en más de un momento he deseado estar allí, aunque fuera trabajando. Igual es que como soy el nuevo no estoy nada quemado todavía. La cosa va bien, aprendiendo cosillas y tal. La verdad es que mientras estás dentro estás de lujo, pero cuando tuvimos que salir por la amenaza de bomba el aire nos cayó encima con todo su peso de miles de grados.

Un momento! ¿Amenaza de bomba?, os estaréis preguntando. Pues sí. Algún simpático avisó a la guardia civil de que habían puesto una bomba en la sucursal, hablando en nombre de nosequé grupo de liberación. Un simpático, porque en realidad no había nada de nada, claro. Eso sí, se montó una gorda, desalojando todo, se llenó aquello de policías y cortaron el tráfico y acordonaron la calle. Una hora estuvimos esperando a que los especialistas hicieran su trabajo. Un refresco, confirmar que todo estaba en orden, y de vuelta padentro… con gran alivio, claro (bendito aire acondicionado!). Yo casi no me llegué a enterar del tema y me lo tomé de puta madre, me sorprendió un poco lo poco que me importaba. Sólo me fastidió que esto fuera cerca de la hora de cerrar, y claro, luego tuvimos que dejar el trabajo hecho y echamos allí una hora más de lo que deberíamos.

Luego nos fuimos a comer, porque era la despedida de una compañera de trabajo y nos reunimos unos cuantos. El restaurante estaba en el sitio más escondido de la zona, en un pueblucho cuyo nombre no puedo recordar, cerca del puente de Rande. El local se llamaba O Cume da Aguia, o algo así. Imposible no pensar en Canción de Hielo y Fuego al enterarme. Efectivamente, hay que subir lo suyo para llegar hasta allí, y la vista de la ría y de Vigo es la leche. Tanto, que Vigo casi parece una ciudad hermosa. Eso sí, allí hacía un calor de mil demonios. Las gotas de sudor resbalaban por mi cara y la ropa se me pegaba al cuerpo. Asqueroso. La comida era buena.

Lo pasamos mal hacia el final de la comida, y decidimos ir a tomar algo a algún sitio más fresco. Alguien propuso el mirador del Castro, y allí nos fuimos. Error. Allí hacía incluso más calor todavía. El trayecto en coche fue como ir en una sauna móvil, y en el sitio al que fuimos no había aire acondicionado, malditos sean. Hubo momento en que lo pasé fatal. Llegamos a cambiarnos de sitio sólo del puto calor, pero el siguiente al que fuimos no era menos caluroso. Es algo de lo que no puedes escapar, es como la muerte. Todo indica que estaremos así un par de días más y luego las cosas volverán a la normalidad. A mí no me pillan en otra, mañana me voy a la playa.

Saludos a los residentes en Madrid!

Comentarios

Albesias ha dicho que…
Cuando en citröen hubo una amenaza de bomba no me avisaron y es más, no se paró la cadena y el siguiente turno entró a trabajar. Me enteré al salir porque había policias cacheando a los que entraban.
Padawent ha dicho que…
Jejeje 40º ....tonterías!!!La semana pasada en Sevilla casi casi llegamos a los 50º el día que fuimos, horriiiiiible, eso SÍ era el infierno!!!

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